Iniciando el camino como un pequeño tejón.
Era un muggle común y corriente, sin ningún tipo de magia. Un día todo empezó a cambiar. Mientras sacaba fotos para mi clase, encontré un par de personas con túnicas, bufandas y baritas a quienes les pedí posar para una foto, lo hicieron con gusto. Al terminar de tomar las fotos no pude evitar preguntar sobre sus atuendos “Somos magos, y estamos esperando la selección” fue lo que me respondieron. Durante un rato pensé en eso, y después mientras tomaba fotos a unas rocas interesantes choqué con una lechuza que llevaba en su pata una nota con mi nombre que decía:
-Academia de magia y hechicería… Responde estas preguntas lo más rápido posible y envíalas con la lechuza, ella sabrá cómo llegar. Te esperamos en la selección.-
Estuve insegura por unos minutos y en un momento de decisión llené las preguntas muy rápido y las envié.
Llegué a la selección unos minutos antes de empezar. Sabía que habían cuatro casas y que de ellas yo estaría en una me preguntaba “¿En cuál casa quedaré?” también pensaba “Cualquiera estará bien, después de todo estaré rodeada de magos y brujas muy interesantes”. Después de eso solo recuerdo que el sombrero dijo Hufflepuff. No comprendía muy bien en ese momento lo que significaba, por lo que leí mucho sobre la casa.
Le conté a un amigo todo lo sucedido, y el solo me dijo “Entraste a la casa olvidada de Hogwarts… Jajaja” Yo no le daba importancia a sus comentarios.
Llegó la fecha de la primera reunión de casa. Por mi cabeza pasaban muchas cosas, pensé incluso en no ir. Finalmente decidí ir, y al llegar reconocí al prefecto (Lo había visto en unas fotos), lo saludé tímidamente. Al llegar a nuestra sala común (la madriguera de los tejones) no me sentía muy bien, no conocía a nadie y eso me hacía sentir insegura.
Al llegar todos a la sala común.
Estábamos en una mesa redonda, sobre ella papas fritas, dulces, galletas y un pastel en el centro. Empezó a hablar la jefa de casa con algunas intervenciones de los prefectos, acto seguido, todos nos presentamos. Al principio era un poco tedioso acoplarse a las conversaciones, pues eran temas que los nuevos no conocíamos. Después, los temas eran totalmente informativos (Como una inducción). Preguntas y respuestas rodeaban el recinto mientras compartíamos los alimentos. El ambiente se tornó mucho más ameno de lo que creí y cada vez sentía menos el paso del tiempo y la inseguridad que pocas horas atrás me tenía invadida.
Pocas ganas de seguir comiendo y un reloj marcando las 4:45 indicaban que terminaba la reunión. Desaparecieron mágicamente las golosinas. Se tomaron las fotos con los nuevos integrantes y nos despedimos con la promesa de encontrarnos en la reunión general de las casas.
Al conocerlos a todos entendí que estoy en la casa que debo estar. Espero conocerlos a todos mejor en el futuro y ayudar mucho a la casa. Y sin temor a equivocarme: Estoy orgullosa de pertenecer a la justa, leal, y trabajadora casa Hufflepuf.
Myrtle Longbottom Delacour
Una nueva tejona.